Texto por José Manuel Beltrán.
Lo bonito de viajar por libre es que el corsé que te imponen los viajes programados puede ser ajustado a tus propias necesidades. Explorar rutas alejadas de la masa turística te hace sentir y descubrir experiencias que jamás se olvidan. Cuando viajamos, al igual que en otros aspectos de nuestra vida, todos queremos conseguir las tres “B”: bueno, bonito y barato. Sin embargo, en ocasiones, uno debe dejarse llevar por las circunstancias y saborear la miel exquisita.
Lo bonito de viajar por libre es que el corsé que te imponen los viajes programados puede ser ajustado a tus propias necesidades. Explorar rutas alejadas de la masa turística te hace sentir y descubrir experiencias que jamás se olvidan. Cuando viajamos, al igual que en otros aspectos de nuestra vida, todos queremos conseguir las tres “B”: bueno, bonito y barato. Sin embargo, en ocasiones, uno debe dejarse llevar por las circunstancias y saborear la miel exquisita.
The Lake Hotel, en Killarney, es un establecimiento de 4 estrellas encuadrado en el Parque Nacional de Killarney, a la misma orilla de sus famosos lagos y por tanto con unas vistas paradisíacas. Construido en 1.820, todavía conserva sus elegantes salones originales, todos ellos con chimenea. Allá por 1.861, el hotel acogió a la Reina Victoria en su visita a Irlanda. Propiedad de distintas familias, en la actualidad lo regentan, desde 1.940, la familia Huggard quienes han creado un ambiente de familiaridad para todos sus huéspedes.
Dada su orientación, totalmente en paralelo al lago, sus habitaciones tendrán unas vistas fabulosas a esta área y las contrarias, si lo prefieren, a la profundidad de los bosques a su espalda. Nosotros elegimos lo primero y nos instalamos en la 207. La habitación es muy amplia, con una cama grande y muy cómoda, y un amplio ventanal de madera. En el baño, detalles como albornoz, sales y zapatillas de baño te hacen sentirte transportado al lujo.
Elegimos nuestra estancia, con media pensión. El restaurante Castlelough fue el escenario para nuestra cena. Es un elegante comedor a dos alturas, todo acristalado y con vistas al lago, donde te ofrecen calidad y un excelente servicio, con un menú –a la carta- para elegir a tu discreción. Por cierto, el pan, de distintas clases, extraordinario. El desayuno, muy abundante y sin ninguna restricción.
Para relajarte dispones de varios salones con distintos ambientes. Puedes solazarte en un sillón junto al fuego de leña del salón; o disfrutar de una sesión de piano en una sala rodeada de recuerdos originales; admirar la preciosa escalinata que da acceso a la primera planta; o adentrarte en las pequeñas salas donde se ubica la taberna típica irlandesa, escuchando y participando con música tradicional en vivo o, si lo prefieres, buscar la intimidad a la luz de una vela en el Salón Sol, uno de los pasillos acristalados con vistas al jardín, o a las ruinas del castillo McCarthy Mor, del siglo XII, junto al lago, aumentando el romanticismo de tu estancia con una puesta de sol.
La atención dispensada fue extraordinaria. Como detalle he de deciros que una encantadora compatriota, María del Mar Segura, continúa trabajando como asistenta de recepción en el hotel. Nunca es tarde (nuestra estancia allí se remonta a Julio de 2.008) para decirte: gracias, María del Mar.
Desde el hotel tenéis excursiones para pasear en barca por el lago; para visitar los jardines de Muckroos House y antes su abadía y, un poco más allá, Torc Waterfall, una preciosa cascada de aguas rojas. Por supuesto, ya en carretera y a tan solo 11 km., el paisaje que observaréis desde Ladies View quedará en vuestra retina para siempre. Sin lugar a dudas el viajero, se sentirá totalmente reconfortado en esta parada y fonda. Totalmente recomendable.
Me has hecho recordar unos momentos únicos. Es uno de los pocos hoteles donde me he sentido transportada al siglo XIX, incluso formando parte de la corte de la reina Victoria. Por qué no, de vez en cuando uno debe darse un homenaje. Gracias tesoro por mantener vivo el recuerdo.
ResponderEliminarBesitos especiales ciudadano viajero.