Os propongo un viaje entre localidades, como Rivabellosa (Alava), Pancorbo (Burgos) y Miranda de Ebro (Burgos) que se encuentran separadas en tan solo una treintena de kilómetros, convirtiendo la zona en un lugar de encuentros de tierras castellanas, vascas y riojanas, donde se unen la gastronomía, cultura, costumbres y carácter de pueblos marcados por la confluencia de tradiciones. Recordad que, el Camino de Santiago ha discurrido por estos parajes a lo largo de los siglos.
Pancorbo, considerado como “La Puerta de los Obarenses”, y protegido por la Junta de Castilla y León como espacio natural, nos ofrece un entorno natural excepcional, donde conviven las impresionantes vistas de su desfiladero con el espectáculo de observar a los caballos salvajes de la raza losina, autóctonos de la zona (el caballo losino es una de las razas más antiguas de Europa, presenta una pureza genética tomando importancia histórica al haber estado ligado a la Reconquista y al Descubrimiento de América.
La belleza de su marco natural se ve completada por la riqueza patrimonial del pueblo. Resulta obligado visitar los fuertes de Santa Engracia de Pancorbo y Santa Ana, bastiones de la resistencia al ejército francés; el castillo de Santa Marta y, en cuanto a sus construcciones religiosas, destacar la iglesia de San Nicolás y las ermitas de la Virgen del Camino y la del Santo Cristo.
Si además quedamos sorprendidos por la amabilidad de sus gentes, por la variada y rica gastronomía, con aires de los fogones de la cocina vasca, donde reinan los productos del mar como el bacalao, bonito, anchoa…, castellanas con lechazos y todo tipo de asados, morcillas, chorizos y productos de matanza, chuletones, chuletillas… y riojanas, donde la huerta manda con sus patatas con chorizo, menestras, champiñones y, por supuesto, regado con los mejores caldos del mundo, cualquier comensal quedará fascinado por muy exigente que sea.
Es así que, en primavera, podemos disfrutar del espectáculo de la ruta del cerezo en flor en las Caderechas, o visitar el impresionante cañón en el Nacimiento del Nervión, aprovechando que la cascada, con más de 300 metros de caída libre, generalmente tiene agua en esta época del año. En Semana Santa merece la pena asistir a las procesiones de los pueblos vecinos, destacando “Los Picaos” en la localidad riojana de San Vicente de la Sonsierra, donde el sacrificio se transmite de generación en generación.
Casas colgantes de Frías |
En verano, todavía se puede disfrutar de la experiencia de dormir con manta en pleno mes de agosto y aprovechar el entorno natural para iniciarnos o deleitarnos con los deportes de aventura: escalada, senderismo, rappel y espeleología. Una excursión a las cercanas localidades de Valpuesta (cuna del castellano, ya que fue aquí donde se encontró el primer manuscrito en nuestro idioma), Cubilla, Santa Gadea del Cid o la pintoresca localidad de Frías, con sus casas colgadas y empinadas calles empedradas. Aquí no podemos dejar de visitar el castillo y el puente romano que cruza el Ebro. Una fiesta singular es la batalla del vino, que tiene lugar el 29 de junio en los Riscos de Biblio (Haro).
Si nos decidimos por el otoño, que en la Rioja es sinónimo de época de vendimia, podemos destacar la visita a las bodegas como las de Roda en Haro y la del Marqués de Riscal en Elciego, de maravillosa arquitectura. En el pueblo de Laguardia presenciaremos unas impresionantes murallas y el pórtico de piedra policromada de Santa María de los Reyes. El espectáculo de color de los viñedos en otoño, combinando ocres, amarillo y un increíble color rojizo nos hace valorar de verdad la belleza de la naturaleza.
Ya en invierno, la práctica del esquí está asegurada en la estación de Valdezcaray, donde podemos visitar el pueblo del mismo nombre, a los pies del monte de San Lorenzo así como los monasterios de Suso y Yuso en San Millán dela Cogolla o el mercado medieval de Santo Domingo de la Calzada, este a celebrar e Diciembre.
Parque Natural Montes Obarenses |
Un buen lugar de reposo y hospedaje, que servirá como base en nuestra estancia, puede ser la casa rural “La venta del Francés”, en Pancorbo. Este edificio conserva la arquitectura rural de la zona de los montes Obarenses, manteniendo la fachada y la estructura interior original combinándola con la conservación de su antigua decoración.
Esta es una buena recomendación de hospedaje pero recordad que podréis encontrar más, a vuestro gusto, pinchando en los enlaces (subrayados y en rojo) que encontraréis a lo largo del artículo.
Los caballos son preciosos. No me importaría pasar unos días por ahí.
ResponderEliminarBesitos ciudadano viajero
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