Diversión al aire libre en pleno centro de Viena.
Texto y fotos por José Manuel Beltrán.
El Wiener Prater, el famoso parque de atracciones de Viena, viene prestando sus servicios desde hace casi, nada menos, que 250 años. Fue allá, por 1.766, cuando fue concebido como zona de descanso para los habitantes de Viena instalándose las primeras fondas, columpios, carruseles y boleras. De esta sencilla forma nacía el Wurstelprater, como realmente le denominan los vieneses.
El Wiener Prater, el famoso parque de atracciones de Viena, viene prestando sus servicios desde hace casi, nada menos, que 250 años. Fue allá, por 1.766, cuando fue concebido como zona de descanso para los habitantes de Viena instalándose las primeras fondas, columpios, carruseles y boleras. De esta sencilla forma nacía el Wurstelprater, como realmente le denominan los vieneses.
En 1.895 se da cabida en sus amplias instalaciones la
Riesenrad, la Gran Noria, que ayudó sobremanera a reforzar al parque como zona
lúdica y de entretenimiento; mezclándose con escenarios de teatro y cabaret,
artistas callejeros y juegos mecánicos con una única finalidad para los
vieneses y turistas: la diversión.
La temporada del Prater abarca desde el 15 de marzo al 31
de octubre, todos los días desde las 10 de la mañana a las 12 de la noche. Sin
embargo, una de las grandes ventajas de este bonito parque es que, la no
encontrarse vallado, el acceso al área del parque es libre a cualquier hora del
día o de la noche. Entrar al parque es gratis.
Es más, nada más traspasar lo que denominaré entrada
principal y donde existe un punto de información, nos encontraremos con la Riesenradplatz.
¡Recordáis el nombre!. No tiene pérdida, dónde está la Gran Noria. En este
área, de estilo nostálgico, algunas de las atracciones están abiertas durante
todo el año como el famoso museo de cera de Madame Tussaud, o el Miraculum, un
singular mundo aéreo mágico en 5 Dimensiones, o un estupendo espectáculo de
vuelo en el Vienna Sky Ride. Para los más pequeños, su Carrusel construido en
1.897. En la misma plaza, si ya tenemos ganas de comer, podemos acceder al
Eisvogel, el tradicional restaurante con dos gorros de Gault Millau aunque nos
os preocupéis, el parque está lleno de lugares donde degustar su famoso codillo
“Stelze” acompañado de una buena cerveza en el Schweizerhaus.
Que el acceso al parque sea gratis no significa que las
atracciones también lo sean. Cada atracción tiene marcado su precio, entre 2 y
3,50 euros, y es aquí donde se hace recomendable adquirir la Pratercard con la
que podremos obtener un 10% de descuento. Empieza a caminar la Strabe des
Ersten, la principal arteria del parque, para descubrir más de las 250
atracciones con las que cuenta antes de volver a la Riesenradplatz y sumergirte
en el Praterdome, la discoteca más grande de Austria donde gozarás de un buen
ambiente de baile y música.
La velocidad está asegurada en el Space-Shot, en pleno
centro del parque, o en el Turbo Boost y en el Ejektion Seat. Pero si quieres
emociones al máximo, no lo dudes, el Praterturm es tu atracción. Un carrusel de
cadenas que asciende 117
metros, el más alto del mundo, y que te hará girar a más
de 60 km/hora. Algunos dicen, yo os prometo que no me atreví a montar, que
desde arriba se pueden ver unas vistas maravillosas de Viena. No lo dudo, pero
es que yo me mareo. Pero, aún hay más. La vieja montaña rusa, el Apollo 12
(espectacular), y a su lado (y aquí yo sí que no me monto ni loco) la Schwarze
Mamba, donde te harán girar en el aire 360º, a una velocidad cercana a los 80 km/h. Lo dicho, para los
valientes. Los más peques tienen también sus sitios, repartidos por todo el
parque y que se puede recorrer cómodamente en un trenecito: el Liliput. No
olvidaros tampoco de visitar su teatro, el Planetario y el Museo del Prater. No
os defraudará.
Llegar hasta al Prater no es nada difícil. El transporte
público funciona muy bien en Viena. En autobús, tomaremos el 80-A. Si vamos en
tranvía tenemos dos opciones: el O y el 5. Si elegimos el metro, con la línea 1
pararemos en la estación Praterstern y, si lo hacemos con la línea 2, bajaremos
también en Praterstern o en Messe-Prater.
En definitiva, viajar a Viena y no visitar el Prater es
imperdonable, por eso os deseo que efectuéis parada y fonda y lo disfrutéis con
SALUD, ciudadanos viajeros.
Viena parece un lugar precioso,estuve leyendo tus entradas sobre Lisboa,es una ciudad que conozco mucho,allí tengo amigos y suelo ir.
ResponderEliminar¡Felices Fiestas y Feliz Año 2012!.
Gracias por pasarte siempre por mi blog y por tus comentarios.