Los estudiantes universitarios
aportan alegría y vitalidad a una ciudad con claros signos de la presencia española,
allá por los siglos XV y XVI. Por supuesto, como en toda Irlanda, disfrutar de
música en vivo en cualquiera de sus pubs es algo inevitable.
El
río Corrib atraviesa la ciudad para desembocar en su preciosa bahía. Gaillimg, nombre original de Galway en
gaélico, proveniente de gall y am, que significa “río
rocoso”, es la capital de su mismo condado localizada en el oeste de
Irlanda. Está considerada como el centro
neurálgico de la lengua gaélica.
La
ciudad es de fácil recorrido; es más, ella misma parece invitarte a recorrer a
pie sus calles, siempre engalanadas con vistosos y variados colores en todas
sus fachadas. En la parte sur de la ciudad, el río Corrib se ensancha para dar paso a la bahía. Es allí donde los
barcos españoles descargaban en los muelles las mercancías, generalmente licor,
y donde se encuentra el Spanish Arch,
la entrada más popular sobre lo que tiempos atrás fue la muralla que daba
protección a la ciudad.
Una misma calle con tres nombres
diferentes es el eje que vertebra la ciudad.
Quay St., High St. y Shop Sreet, como popularmente todo el mundo la conoce, a
pesar de llamarse diferente son la misma calle que cruza desde la bahía, en el
sur, hasta Eyre Square, en el norte de
la ciudad ya con el pequeño parque dedicado a John Fitzgerald Kennedy. Aquí se muestran catorce estandartes que
se corresponden a las 14 tribus familiares que antiguamente gobernaban la
ciudad.
En
estos dos primeros tramos de calle, en pleno Barrio Latino (Latin Quarter), se concentran el mayor número de pubs,
restaurantes y comercios de la ciudad. Elije tú la hora, pero es imprescindible
que te tomes una pinta, a la vez que disfrutas de música en directo, en
cualquiera de ellos.
Digamos
que dos son los productos estrella y característicos de Galway. Uno de ellos,
aunque nosotros nos inclinamos por adquirirlo en la misma isla, son sus famosos
jerseys de pura lana de Aran hechos
a mano y cada uno con un punto diferente. Si quieres saber algo más de ello te
lo cuento en este artículo.
Otro
es el del apartado de sus joyerías, y más en concreto los de su “anillo Claddagh”. La plata reluce aquí
con un diseño muy peculiar: dos manos dan cabida a un corazón. Debes prestar
atención a la posición en que te lo pongas ¡y esto es importante! pues de una
forma puedes pasar de mujer soltera a casada en un instante. Tradicionalmente
pasaba de abuelas a nietas. Desde 1.750, Thomas
Dillon’s, la joyería más antigua de Galway te hace una demostración de cómo
se fabrican.
El tranquilo y placentero paseo por la calle nos llega a descubrir una de sus edificios más importantes, hoy en día sede de un banco. El Palacio o Castillo Lynch, o mejor dicho su fachada medieval de piedra gris, aunque puede que llegue a defraudar pues eso es solo lo que podrás observar. Antes de finalizar en Eyre Square, puedes unirte a la animada conversación que mantienen en un banco el afamado escritor irlandés Oscar Wilde con su colega Eduard Vilde. El banco es un regalo de la ciudad estonia de Tartu, nacionalidad de Vilde.
Ya de paso, en Bowling Green, puedes visitar la casa-museo de Nora Barnacle; musa y mujer de Joyce a quien quiso recordar en una de sus obras más conocidas, Ulises, por medio de la fecha de su primera cita: el 16 de junio de 1.904. Hoy en día esa fecha sirve para celebrar el Bloomsday, también en honor a Leopold Bloom, personaje central de la novela.
Que
te diga que para visitar la Catedral católica de Nª. Sª de la Asunción y de San
Nicolás tienes que atravesar el río Corrib, a su orilla oeste por el Puente del
Salmón, tampoco creo que te vaya a asustar por la lejanía.
Antes,
en pleno centro de la ciudad, la Abadía
y Colegiata de San Nicolás, representa al culto anglicano. A partir del
siglo XVI lo que se inició como una pequeña parroquia se fue convirtiendo,
gracias a dos de las familias, o tribus, más influyentes: los Lynchs y los Frenches, en lo que hoy en día sigue siendo la
Iglesia Parroquial más grande Irlanda. Cada familia sufragó la construcción de
naves laterales y, consecuencia de ello, se pueden apreciar hasta tres techados.
Ya en su interior, destaca una pila bautismal cuadrada en la que se aprecian
grabaciones de la flor de lis.
Aquí,
y allá por 1.477 en una de sus visitas, oró Cristóbal Colón de lo que se enorgullece la Abadía. No lo hace
tanto de las tropas de Oliver Cromwell quienes, durante el
sitio de la ciudad en 1.652, la utilizaron como establo sin ningún cuidado
hacia ella. La prueba más evidente lo es la falta de cabezas y manos en buena
parte de las figuras de madera talladas. Llama también la atención la torre del
reloj pues este se muestra solo en tres de los lados de la torre.
Mucho más moderna es, ya de culto católico, la Catedral de San Nicolás al otro lado del río. Construida sobre terrenos que albergaron una antigua prisión, e inaugurada en 1.965, se erige esta Catedral en la que curiosamente figura un mosaico del Presidente Kennedy. Al parecer fue uno de los impulsores en la recogida de fondos entre los inmigrantes irlandeses para su levantamiento.
En
su exterior es toda de piedra caliza, sin embargo el interior el mármol es
ostensible en cuatro colores diferentes, pues proceden de distintos puntos de
la región.
Un paseo, a bordo del peculiar Corrib
Princess, nos permite recorrer el Lago Corrib.
Atravesando de nuevo el Puente del Salmón y recorriendo un pequeño trecho a la orilla del Corrib te podrás encontrar no ya tan solo con pescadores sino, también, con cantidad de elegantes y bellos cisnes blancos. Allí se encuentra el embarcadero del Corrib Princess. Te sugiero embarques en él para una plácida navegación por el Lago Corrib, el segundo mayor de Irlanda.
En
su interior existen tantas islas como días tiene el año: 365. En este recorrido
se puede apreciar, además de bellos parajes naturales y la diversidad de la
vida silvestre, edificios y monumentos históricos.
Y finalizamos nuestro recorrido en la
bahía.
La desembocadura del Corrib, en la bahía, nos permite apreciar una vista diferente de Galway con tan solo atravesar uno de sus puentes. Relájate allí con la visualidad y el colorido de las casas; las barcas encalladas en la tierra sobre la marea baja; lleva incluso comida para ser “asaltado” por infinidad de blancos cisnes que hacen de este resguardado cobijo un lugar especial.
Me
voy a permitir una licencia personal. Una vez estábamos allí, disfrutando del
acompañamiento de los cisnes, llegó una señora para darles abundante comida, la
cual también compartió con nosotros. Es así que se dio cuenta que un enorme
cisne tenía enganchado en su cuello un anzuelo de pesca, cuyo sedal arrastraba.
Me pidió ayuda para yo sujetar al animal mientras ella trataba de extraerlo.
Increíble su fuerza, pendiente yo de no ejercitar en exceso la mía sobre su
cuello. Curiosamente se tuvo que unir, como ayuda supletoria, otro joven ¡por
cierto, también español! Al final lo conseguimos y me sentí, creerme, feliz y
satisfecho.
La
sorpresa vino después. Iniciábamos camino del próximo South Park. Un coche se
detiene ante nosotros. De él baja la misma señora de antes. Sin preámbulo
ninguno me abraza, me dice “Thank very much” y me regala el único bien que
tenía a mano: un bolígrafo de una organización ecológica. ¡Todavía conservo ese
recuerdo; todavía conservo ese bolígrafo tan especial!
Para
que un parque sea bello no necesita de grandes alharacas. El South Park, es un parque atípico. Un
parque para pasear, caminar en bicicleta y deleitarte sentado tranquilamente en
la contemplación del océano sentado en un banco frente al mar. No existe nada
más, solo el color siempre verde de su césped, pero es suficiente y totalmente
recomendable. Hacerlo te aportará la tranquilidad necesaria para afrontar la
noche.
Hemos
realizado un repaso a las cosas interesantes que ver en Galway, aún así es este un punto neurálgico para
adentrarnos en otros parajes que ya hemos tratado en este blog, como por
ejemplo irnos de excursión a las Islas Aran o
visitar los Acantilados de Moher o,
si la visitas en el mes de julio, sumergirte en el Galway Art Festival, con la mejor oferta de ocio, espectáculos y
todo tipo de eventos donde la música gaélica, por supuesto, no podía faltar.
Hasta aquí nuestro paseo. Ya solo me queda desearte, como siempre, hazlo con
SALUD, ciudadano viajero.
Otros artículos relacionados:
El Castillo de Trim. Una parada en la historia de Irlanda.
Visitando Brú na Bóinne. Condado de Meath.
The Lake Hotel. Killarney.
Otros artículos relacionados:
El Castillo de Trim. Una parada en la historia de Irlanda.
Visitando Brú na Bóinne. Condado de Meath.
The Lake Hotel. Killarney.
Ha sido bonito recordar ese viaje y en particular Galway. Pedazo de post te ha salido ciudadano viajero. Irlanda es un pequeño país muy bello.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar