Los almonteños saltarán la verja de la ermita y, tras arrancar a la Blanca Paloma de su privilegiado lugar, la procesionarán por la aldea para ser mostrada a todas las hermandades. Es la explosión del fervor popular, es el Rocío.
Texto por José Manuel Beltrán.
Desde días antes, tras recorrer un largo trecho que en algunos casos puede llegar a más de 600 km., todas las hermandades rocieras habrán buscado acomodo en su casa hermandad. Atravesar senderos, riachuelos, prados y caminos, en algunos casos, casi tan vírgenes como la propia marisma que circunda a la Aldea, no habrá mermado un ápice la devoción a la Virgen. De hecho, esa es la seña de identidad de este peregrinaje: la exaltación de la devoción popular, y da lo mismo el medio empleado para llegar.
Desde días antes, tras recorrer un largo trecho que en algunos casos puede llegar a más de 600 km., todas las hermandades rocieras habrán buscado acomodo en su casa hermandad. Atravesar senderos, riachuelos, prados y caminos, en algunos casos, casi tan vírgenes como la propia marisma que circunda a la Aldea, no habrá mermado un ápice la devoción a la Virgen. De hecho, esa es la seña de identidad de este peregrinaje: la exaltación de la devoción popular, y da lo mismo el medio empleado para llegar.