En determinada guía turística, de las muchas que tomo cuando llego a cualquier destino, leí unas preciosas frases con las que Ortega y Gasset identificaba a esta ciudad: la luz. Escribía él: “Hay un lugar que el Mediterráneo halaga, donde la tierra pierde su valor elemental, donde el agua desciende al menester de esclava y convierte su líquida amplitud en un espejo reverberante, que refleja lo único que allí es real: la luz. Saliendo de Málaga siguiendo la línea ondulante de la costa, se entra en el Imperio de la Luz”. Efectivamente, desde esta perspectiva se ha valorado a la ciudad en la historia resaltando especialmente sus condiciones climáticas y los productos que de ello se deriva.
Ahora, de forma pausada, entraremos a conocer algo más de ella recorriendo su Centro Histórico donde se encuentra el mayor número de monumentos y lugares de interés de la ciudad. Será un paseo a pie que culminará, esta vez sí os aconsejo tomar un bus, en su punto más elevado: el Castillo de Gibralfaro desde dónde tendremos una vista excepcional de la ciudad para no olvidar jamás.