Lámparas vintage, sillas de escay,
sillones de dentista, camillas, sopa servida en un tubo de ensayo y el
Iboprufeno incluido en la carta, como un cóctel. ¡No te asustes!, entramos al
Restaurante Pharmacia.
El mirador de Santa Catarina, muy cerca del Barrio Alto,
cuenta con unas excelentes vistas del río Tajo y del puente 25 de Abril. Extraño
será no verlo siempre concurrido de gente, bien solazada en el verde de su
jardín aledaño o apoyada sobre la barandilla, cara al río. Es allí, a sus
espaldas, donde Susana Felicidade y Tania Martines, dos innovadoras pero
veteranas de la restauración en Lisboa, decidieron abrir su nuevo restaurante:
Pharmacia.
El edificio es la actual sede de la Asociación Nacional de
Farmacias de Portugal, y donde también se ubica el Museo de la Farmacia. Es así
como Lisboa evoluciona, gracias a sus nuevas corrientes culturales, buscando la
inspiración en lo “viejo”, lo tradicional, para relanzarse a la novedad y,
curiosamente, eligiendo edificios históricos en los que el diseño triunfa.
Pharmacia, como su nombre indica, es una botica en la que
se ha rediseñado su espacio para albergar un restaurante. Sus paredes se
encuentran repletas de alacenas, armarios y utensilios de farmacia y, por
supuesto, cajas de medicamentos. Sus mesas se visten con “viejas” sillas, cada
una totalmente diferente a la anterior, y en las que casi todavía se puede
sentir el olor a escay. En su presentación, cuidada, nos presenta una vajilla
muy decorativa junto con el contraste del servicio en la botella de agua (H2O).
Reconozco que, esta vez, a la hora de elegir nuestro menú
de comida nos vimos condicionados con el acompañamiento de dos peques. Más
propio para la cena, existe un menú –tradicional e imaginativo- hasta tal punto
que se denomina “menú sorpresa” con
un coste de unos 28€/pax. No te extrañe que te sirvan la sopa en una probeta o
que, al recibir la cuenta, esta esté depositada en un tarro de orina. Estás en
Pharmacia.
Dadas las anteriores circunstancias nos decidimos a
compartir unas Hamburguesa salteada con setas, tomillo, vino de Madeira y huevo
(8,90 eur); salteado de sardina con sepia frita (12,90 eur); rollitos de berenjenas
con queso de cabra, tâmaras y menta (7,90 eur); escabeche de perdiz y codorniz
(9,90 eur); croquetas de pato y mermelada de naranja (8,90 eur); de postre un
gratinado de ciruela exquisito y un pastel de chocolate (4 eur/unid), todo ello
regado con un rosado Quinta de Saes (13 eur) y,por supuesto, H2O, para
pequeños y mayores, así como los correspondientes cafés. El resultado fue
totalmente satisfactorio, aún a sabiendas que podría mejorar en una cena con
otra elección de platos como, por ejemplo, un bacalao al horno con pimientos
guisados, o una ternera con setas y tomillo y, de aperitivo, unas tibornas
típicas del sur de Portugal.
En su parte más baja, en lo que ya son los jardines de
este palacio, han ubicado otra área más acorde a un “lounge”, para comer de
forma más informal o, como sitio ideal para tomar copas y cócteles. Es aquí
donde triunfa el “Ibuprofeno”, los cócteles con base del afamado vino de Porto
y moscatel o el “Psicoestimulante”, especialidad de Tania Martins, a base de
madroño, brandy, miel y maracuyá.
Volveremos a Lisboa, eso en el caso de mi persona
siempre
está asegurado, disfrutaremos de Pharmacia en otro ambiente, el de la noche
(ojo, cierra los lunes), y te contaremos de nuevo como será nuestra parada y
fonda en este establecimiento tan singular que yo, desde aquí, te recomiendo.
Eso sí, siempre con salud, ciudadano viajero.
Otros artículos relacionados:
Enlaces de interés:
Museo de la Farmacia. Nota: El
restaurante no dispone todavía de página web.
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