martes, 6 de mayo de 2014

Karlovy Vary. El Balneario de Chequia.

Por José Manuel Beltrán.


Más de cien fuentes termales, de las que una docena se utilizan como efectos curativos sobre el metabolismo, otorgan a esta elegante localidad el título de “ciudad balneario de la República Checa”.


A poco más de cien kilómetros de la capital, Praga, y localizada en un hermoso valle siempre verde en el que confluyen dos ríos, el Ohre y el Tepla, Karlovy Vary viste de forma elegante gracias a sus edificios y mansiones de arquitectura neoclásica y modernista. La ciudad, ya conocida desde hace más de dos siglos por su afamado licor de hierbas Becherovka o por su popular agua mineral Karlosvaská kyselka, así como por la producción de cristal y porcelana, lo es mucho más por ser el balneario más importante de toda la República Checa fundado allá por 1.350.



El lujo y la sofisticación es evidente con tan solo apreciar la arquitectura de sus edificios. A poca distancia de la frontera de Alemania, curiosamente son los ciudadanos rusos de elevado nivel económico quienes parecen haberse apoderado de la ciudad haciéndola, casi, a su imagen y semejanza.


Visitar Karlovy Vary se puede hacer plácidamente en un recorrido a pie por cualquiera de las riberas del cauce del río Tepla, cuyo significado es “caliente”, atravesando de un lado a otro por pequeños puentes de hierro. El hermoso Parque de Devorak nos da la bienvenida con sus cuidados jardines. Allí nos encontraremos con una de las primeras columnatas y con las primeras fuentes de aguas medicinales. A la Columnata del Parque le sigue la de El Molino y más adelante, en una calle peatonal, la Columnata del Mercado.



Imprescindible adquirir tu pequeña jarrita de porcelana, las más curiosas con una forma que asemejan a una pipa, para empezar a ingerir en pequeños sorbos las aguas muy calientes –todas ellas a diferentes temperaturas- que surgen de las fuentes. Los carteles indicativos te informan de las distintas propiedades de cada una de ellas; cierto es que su sabor es un tanto diferente, algunos, he de reconocer, no del todo agradable. La más famosa, por espectacular, es la Vridlo. Su chorro, el de más alta temperatura -72ºC- supera los diez metros de altura. Se encuentra en un recinto acristalado y, al igual que todas las demás, es de acceso gratuito.


No es de extrañar que todas estas propiedades atrajesen la atención de Carlos IV, que fundó la ciudad en 1.350 y por ello se le reconozca con la dedicatoria del nombre. El genitivo de Carlos, en checo, es Karlovy y Vary viene a significar “baños termales”. Sin embargo no fue hasta 1.522 cuando el Dr. Payer of Loket descubrió las propiedades de las aguas al realizar unos tratamientos médicos. Desde ahí al día de hoy la ciudad no ha dejado de albergar, no solo a curiosos turistas, sino a miles de residentes temporales para beneficiarse de las propiedades de sus aguas.


En nuestro paseo por Karlovy Vari además de visualizar uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, el del Gran Hotel Pupp donde se celebra el Festival de Cine de la Europa del Este, te encontrarás con la Iglesia de María Magdalena y con la de San Andrés. El Museo-fábrica Mozer es el lugar ideal para conocer los métodos de fabricación y elaboración del vidrio. Tener la ciudad a tus pies es posible subiendo al Mirador de Diana. La recomendación es hacerlo por medio de su tren cremallera. No te preocupes, es un pequeño recorrido que dura no más de 5 minutos y en el que obligatoriamente debes acceder, tras subir unos 150 escalones –ahora si, ya a pie- a la Torre de Diana.



Desde la Torre de Diana se divisan las torres de la iglesia ortodoxa dedicada a San Pedro y San Pablo. Para mí la más bella de la ciudad con sus techos y cúpulas de azul y oro. En su interior podemos apreciar diversos iconos, algunos de ellos regalados por el zar Nicolás II.



Descendemos a pie hacia el centro de la localidad para dar por finalizada nuestra parada en Karlovy Vary. Una última opción es la entrada a la fábrica y museo de la famosa bebida Becherovka; otra, por si no hemos tenido suficiente, es dar un último sorbo de agua en cualquiera de las fuentes –dicen que una de ellas estimula y acrecienta la potencia sexual; mientras que de otra –supongo que sea una broma del guía- si un miembro de la pareja bebe, seguro que en un año hay divorcio. Lo mejor, la tercera opción y que especialmente recomiendo. Al atardecer, admirando el paisaje urbano y a las gentes del lugar, realiza fonda para tomarte una excelente cerveza checa porque, además de la ciudad, te habrá alegrado el sabor de boca. A vuestra salud, ciudadanos viajeros. 

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Foto de portada, fuente Wikipedia. Resto, del autor. 

6 comentarios:

  1. !Vaya sorpresa! Tengo que reconocer 1que no me acordaba del lugar - leyendo el nombre - pero eso sí en cuanto ví la primera foto mi memoria se refrescó, tal vez el agua que bebí en las fuentes del lugar han hecho su efecto ?? -
    Sin lugar a duda merece la pena acercarse al balneario y su entorno aunque solo sea por la belleza del lugar. Gracias ciudadano viajero por recordarmelo y besitos ( ya que no bebí de la segunda fuente jeje )

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  2. Chulisimo! el agua es como < el agua de carabaña > este no me lo apunto, jejeje
    Saludos

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  3. Ahhjaaa, Nuria. Te he pillado, esta vez con sorpresa agradable ehhh.
    Es verdad que fue hace algunos años (las fotos asi lo atestiguan) pero volvería de nuevo, sin duda.
    Un besito, ciudadana favorita...

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  4. Hola malu2,
    Pues mira, yo el agua de carabaña no la he probado, o no lo recuerdo. Aquella si, con distintos sabores. Pero, no digas que no te lo apuntas jajaja: la cerveza está muy, pero que muy buena... jajaja
    Un saludo, ciudadana viajera...

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  5. Ohh, qué bonitas imagenes!
    Conozco Praga, Cesky Krumlov y Brno pero Karlovy Vary es un lugar que tengo pendiente de la República Checa

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  6. Hola Maria/lugares que visitar...
    Chequia es un país realmente bello donde el paseo sin prisas se hace imprescindible.... Gracias por tu comentario, ciudadana viajera...

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