Nuestro
destino es hoy, por esperado, especial. El barco avanza lentamente a través del
Mar Tirreno, acariciando suavemente el azul intenso de sus aguas. La isla, de
tan solo diez kilómetros cuadrados de superficie, se alza solitaria de forma
imponente como lo es el Vesubio de la cercana Nápoles. Las imágenes vistas en
postales, revistas u otros medios se quedan pequeñas al observar in situ la belleza natural de la isla: Capri, un reducto de glamour en manos de
los turistas.
Para nada me extraña la etimología de su nombre. Derivado del latín caprae (cabra), la isla –ya habitada en el paleolítico- se encontraba unida a tierra firme. Fue Augusto, emperador romano, quien al visitarla en el
La
isla tiene dos únicos puntos que podemos catalogar como de casco urbano, Capri y Anacapri. Ninguno de ellos se
encuentra sobre el nivel del mar. Es en Marina
Grande, situado en el norte de la isla donde se encuentra el malecón al
que llegan los ferrys procedentes de Nápoles y otros puertos de la península
sorrentina, así como los barcos de crucero.
En
Marina Grande, además de la Piazza
Vittoria y donde existen tiendas, restaurantes y farmacia, se localiza la
Oficina de Turismo y, a su espalda, los puntos de taquilla para tomar los tickets
de autobuses, el del funicular, que te subirá hasta Capri, así como diferentes
empresas para los ferrys. La llegada de grandes barcos hace que las colas sean
muy numerosas y, en el caso de querer tomar el funicular, tendrás de nuevo que
guardar cola.
Otra opción, en este mismo lugar aunque más cara, es tomar un
taxi –generalmente descapotable- que te dejará en La Piazzeta o Plaza de
Humberto I, centro neurálgico de Capri. Si deseas hacerlo caminando, no
aconsejable por lo estrecho de la carretera y la continua subida, lo puedes
hacer de dos formas: por la vía Marina
Grande, o por la vía Don G.Ruocco.
Llegamos al corazón de Capri: La
Piazzeta ¿qué camino seguir?
Sea
cual sea el medio que hayas elegido para subir a Capri llegarás a la Plaza de Humberto I, popularmente
conocida como La Piazzeta. Es el
centro neurálgico de Capri, el corazón desde el que se bifurcan las arterias o
caminos que nos conducen a otros lugares mágicos. Desde su mirador empezamos a
reconocer las famosas vistas del Monte Solaro y una preciosa panorámica de
Marina Grande. De pequeña superficie, se ubican aquí una pequeña oficina de
turismo y el Ayuntamiento, así como restaurantes y terrazas. La Torre del Reloj y la pequeña Iglesia de
San Estefano, que contiene unos estupendos mosaicos de la época romana
procedentes de Villa Jovis, son los edificios más representativos.
Solo
tenemos que elegir cualquiera de los pequeños túneles o estrechas calles de
salida/entrada de la piazzeta para dirigirnos a diferentes lugares. No es
posible perderse aún a pesar de los continuos recovecos de algunas vías.
Nada
tan fácil que encaminarse por la que denominaría vías principales de Capri y
donde, en sus lujosas tiendas, se exponen los modelos de las marcas de primera
fila. A través de la vía Vittorio
Emanuele, que continúa en sentido descendente con vía Federico Serena para, a su finalización girar a la izquierda en
el viale Matteotti, llegaremos a la
entrada de los Jardines de Augusto
(Giardini di Augusto).
La
entrada a los jardines de este amplio recinto es casi simbólica (1€). Además de
su belleza natural, es destacable el buen estado de conservación de todas sus
plantas y flores. Las vistas son impresionantes, y una de las más famosas y
esperadas la representan los famosos Farallones,
auténtica postal de Capri.
Tres
grandes rocas, modeladas por la erosión, que otrora se encontraban adosadas a
tierra, cada una con su propio nombre: Stella, Fariagloni di Mezzo y Fariagloni
di Fuori o Scopolo, y que logran alcanzar hasta los 100 metros del altura.
La de en medio puede ser atravesada, desde el mar, gracias a una cavidad que la
ha convertido en actividad turística.
Desde
aquí es posible descender, en forma de ziz-zag, por la peculiar vía Krupp para acercarnos a Marina
Piccola. “Un camino también puede ser una obra de arte”, es la frase
atribuida al arquitecto Roberto Pane y que a buen seguro comparto. Construida
en 1902 por el industrial alemán Alfred Krupp, lo fue para unir la zona de la
Certosa, donde él vivía, con la Marina Piccola, lugar donde atracaba su yate.
Sea lo que fuere, su fotografía desde los Jardines de Augusto resultan de una
especial belleza.
Otros recorridos por la isla.
Hacia el Monte Tiberio y Villa Jovis. Siempre desde Piazza Umberto I, tomaremos vía
Longano (pequeño túnel sobre la misma base del edificio del Ayuntamiento), o
bien vía Le Botteghe hasta llegar a Croce. Desde aquí, a la izquierda,
pasaremos por la Iglesia de S.Michele y, en poco más de 45 minutos, llegaremos
a la cumbre del Monte Tiberio. Allí, a 335 metros de altitud,
además de unas excelentes vistas de los golfos de Nápoles y Salerno, se
encuentra la mayor residencia construida por el emperador Tiberio: las ruinas
de Villa Jovis.
Nos vamos al Arco Naturale, a la
Gruta Matermanía, Pizzolungo y vistas de los Farallones para regresar por vía
Tragara. Este recorrido completo a
pie te puede llevar una hora y media, aproximadamente, dependiendo de lo que te
quieras entretener con las fotos. Partiremos, de nuevo, desde Umberto I, en
dirección vía Le Botteghe, Croce y Matermanía hasta llegar al Arco Naturale,
curioso fenómeno que gracias a la erosión del mar ha dejado un modelado arco de
lo que era una gran gruta. Por una escalera descenderemos a la Gruta
Matermanía, o también llamada del Matrimonio, otro precioso espacio natural.
Tomaremos
ahora el sendero llamado Pizzolungo, considerado uno de los más bellos de Capri
para llegar al mirador de Tragara. Desde aquí los Farallones se nos muestran
con todo esplendor así como el azul de la costa de Amalfi y, a nuestra derecha,
lujosas viviendas que parecen adosadas a la piedra de la montaña, como la Casa
Malaparte.
Si
quisieras hacer solamente el recorrido de vía Tragara, debes de tomar (siempre
desde Umberto I) la conocida vía Vittorio Emanuele y tomar a la izquierda
Camerelle.
Un paseo en barca, alrededor de toda
la isla, con parada en la famosa Gruta Azul.
Para tener una visión completa de esta pequeña isla, desde otra
perspectiva, sin lugar a dudas debes de tomar una de las muchas motonaves que
parten desde Marina Grande. Una vuelta completa, con una duración de 2 horas, te
permitirá visionar desde el mar, Scugnizzo, Salto di Tiberio (Villa Jovis), la
Gruta Blanca, el Arco Natural, la Casa Malaparte, atravesar los Farallones,
Marina Piccola, la Gruta Verde, el faro de Punta Carena y, finalmente, la
famosa Gruta Azul antes de regresar a Marina Grande. En octubre de 2.014 el
precio de este recorrido era de 17€. Tienes otro, de 1 hora de duración que,
desde Marina Grande llega hasta los Farrallones, por un precio de 16€.
Para
entrar y apreciar el color azul intenso de la Gruta Azul tendrás que tomar otro
pequeño bote, de capacidad máxima para 4 personas, y atravesar el orificio, de 1 metro de alto por 2 de
ancho, totalmente agachado sobre el bote. Ya dentro de la gruta, y tras previo
pago al barquero de unos 12€ p/p, disfrutarás de los maravillosos efectos de su
color y, esto va en gustos, de una serenata a varias voces del “O sole mio” de
cada uno de los barqueros. Eso sí, muestra interés por preguntar antes de iniciar el
recorrido, si las condiciones de marea son las adecuadas para poder entrar en
la gruta.
Anacapri
es el otro centro poblacional de la isla, además de Capri. Desde Capri, y más
en concreto en la piazza de Capri, salen los pequeños y estrechos autobuses que
te dejarán en el centro de Anacapri en escasos 15 minutos. La carretera es un
continuo ziz-zag, y en su inicio las vistas son extraordinarias; eso sí, con el
acantilado a tu derecha por el que da la sensación que, por un error del
conductor, puedes caer. Pero, ¡no te preocupes!, nada de eso ocurrirá.
Desde
aquí, mejor dicho desde Piazza Vittoria, lo aconsejable es tomar el funicular
para ascender los 589
metros y llegar al punto más alto de Capri: el Monte Solaro.
Las vistas sobre los golfos de Nápoles y Sorento son difíciles de narrar.
Será
en otros artículos, uno específico de Anacapri, donde desvelaremos que rutas y
lugares podemos visitar así como de otros datos de interés para ampliar la
visita a esta bella isla.
Sin embargo no queríamos despedirnos en esta parada
y fonda de Capri, no solo deseándote como siempre SALUD, ciudadano viajero sino
también para recomendarte tomar un helado o un granizado de sus famosos
limones. Seguro que lo disfrutarás.
Bien! tengo muchas ganas de conocer Capri, pero las dos veces que hemos parado en Napoles hemos ido a Pompeya y Herculano además del consiguiente callejeo por Napoles, asi que a la próxima parada ya toca!
ResponderEliminarSaludos ciudadano
MªLuisa
Para nosotros también era la primera vez y te aseguro que vamos a repetir de una forma más calmada, espero que sin tanta aglomeración turística. La isla, de verdad, que lo merece. Gracias por tu aportación.
ResponderEliminarCapri bien vale una visita, sus vistas, sus aguas azules, sus restaurantes, tiendas y turistas, muchos turistas...por eso habrá que repetir de forma menos multitudinaria.Besitos ciudadano viajero
ResponderEliminarSi la jefa dice que hay que repetir, por mi encantado y en este punto ni se me ocurre llevarle la contraria.... Me gustaría descubrirla en su ambiente nocturno, debe ser maravilloso.... Un beso, ciudadana viajera favorita...
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