Texto y fotos por © José Manuel
Beltrán.
“Veis esta barraca de whiskey. Yo os la serviré gratis si me ayudáis a levantar un salón donde poder beberlo tranquilamente”.
Las palabras de Jack Deighton, popularmente llamado Gassy, no
cayeron en saco roto entre los trabajadores del molino aledaño. Al día
siguiente, el local estaba funcionando. Corría el 1.867. El asentamiento se
hizo cada vez mayor. Solo faltaba darle un nombre y, ¡como no!, Gastown fue el
elegido “la ciudad de Gassy”.
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Las
tareas de reconstrucción no hicieron esperar. Ahora ya, aplicadas nuevas
técnicas, Gastown deslumbra por el empedrado de sus calles; la llegada de la
electricidad y, sobre todo, por la elegancia de sus casas de estilo victoriano.
No fue hace mucho tiempo, en 1971, cuando el gobierno canadiense decide
preservar a Gastown. Se declara a esta zona como histórica, protegiendo todo su
patrimonio y ¡como no! a sus edificios.
Tener la fortuna de viajar y conocer nuevos lugares te aporta, además de felicidad y satisfacción personal, la oportunidad de descubrir curiosidades a las que ya no estamos acostumbrados.
Perfectamente
adaptado a la idiosincrasia del barrio, el Reloj de Vapor de Gastown
inicialmente vino a tapar una rejilla de vapor de las muchas y abundantes que
existen en el subsuelo de Vancouver. Aún cuando su aspecto podría parecer muy
antiguo (con acabados de cobre, latón y cristal, en puro estilo victoriano),
Saunders lo construyó en 1.977.
No
es el primer reloj de estas características. El primero lo construyó John
Inshaw, en 1.859, para instalarlo como atracción en un pub de Birmingham de su
propiedad.
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El
resultado es que con cada cuarto, asemejando a los cuartos del famoso reloj de
Westminster, se emite un pitido de silbato y el reloj expulsa de forma visible
el vapor generado. Con cada una de las horas, el toque de silbato se sustituye
con el de una bocina.
Todo
ello se ha convertido en una popular atracción turística aún a sabiendas que el
sistema, para su perfección, es ayudado por tres motores eléctricos que
accionan dos ventiladores. De esta forma se sopla el vapor a la parte superior
y se controla unas válvulas que nos permiten escuchar los silbatos.
Nosotros
lo disfrutamos en esta bella ciudad, Vancouver, con la misma SALUD que te deseo
a ti, ciudadano viajero.
Nota: La preciosa foto invernal del reloj (a la mitad del artículo) está tomada por Mike Tidd en Flickr.
que bonito, no lo he visitado.
ResponderEliminarTe he conocido a traves de linkedin.
Sibaritismosdeinma
Bienvenida a tu casa, Inma. Efectivamente, es una de las curiosidades de Vancouver no muy conocida en el resto del mundo. Espero que te quedes mucho tiempo en este humilde blog de viajes. Salud, ciudadana...
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