Por José Manuel
Beltrán.
Schwering, un paraíso rodeado de lagos donde impera el romanticismo.
“Érase
una vez una ciudad.….”, así podríamos empezar el relato de esta preciosa localidad
que empezó a construirse en los aledaños de un castillo, ya existente desde el
año 965, y que se erige en medio de un lago de agua dulce. Convertido en el
símbolo de la ciudad, esta viene a conocerse por distintas denominaciones: “la
ciudad catedralicia”, “la Florencia del norte”, “la ciudad de los siete lagos”…
si acaso, me permito añadir un nueva denominación: “la ciudad del cuento de
hadas”.
Capital
del estado de Mecklemburg-Vorpommern, en el norte de Alemania (antes RDA) y a
tan solo 40 km .
al sur del Mar Báltico, resulta de visita obligada, al igual que Wismar,
Rostock y Lübeck, si como fue nuestro caso efectuábamos atraque en Wismar, en
nuestro recorrido por el Mar Báltico con el Empress de Pullmantur.
Una
perfecta planificación de nuestra excursión, por cuenta propia, nos dio la
oportunidad de visitar las tres localidades: Wismar, Lübeck y Schwerin. ¿El
método?, bien sencillo: el tren. Desde Wismar, dirección Lübeck, con transbordo
en Bad Kleinen. Posteriormente, desde Lübeck hasta Schwerin, también en tren.
El regreso a Wismar, lugar de atraque del Empress, también se hizo en tren de
forma directa con tan solo media hora de trayecto. ¡Enhorabuena, mi ciudadana
viajera favorita, por tu gran trabajo en la reserva de los billetes y cuyo
coste total para 4 personas (realmente el bono era válido hasta para 5) fue de
44€!.
Nada
más salir de la estación Schwerin Hbf., basta con descender a través de Zum
Bahnhof para llegar a la orilla del lago Pfaffenteich. Un surtidor dentro del
lago, emulando al del lago Leman en Ginebra, impulsa un chorro de agua que
perturba levemente la tranquilidad del lago. La armonía del paisaje es
consecuencia del sosiego de esta pequeña localidad, de tan solo 100.000
habitantes.
Bordeando
el lago, hacia la derecha, nos encaminamos a su embarcadero. Desde allí,
tomando Bischofstrasse en lo que es un plácido paseo por una calle peatonal,
encontraremos rápidamente, a la izquierda, la imagen de la Catedral. De estilo
gótico y construido en ladrillo, como es habitual por esta zona, viene a ser el
único monumento de la época medieval. Construida en 1270 sobre la derruida
original, excepto su gran torre, lo es como consecuencia de la esperada masiva
afluencia de fieles al objeto de venerar la reliquia de la Santa Sangre,
supuestamente una gota de la sangre de Cristo
que el conde Enrique de Schwerin traía de una de las Cruzadas. No nos
fue posible ascender los 220 escalones de la torre desde donde, se dice, se
aprecia una excepcional vista de la ciudad.
Seguimos
bajando por Bischofstrasse para, aunque sea la misma calle, pasar a denominarse
Buschstrasse. Poco nos queda para girar a la izquierda por Schlostrasse y, al
final de la calle, ver como se alza, imponente, el símbolo de la ciudad: el
Castillo de Schwerin.
Una
preciosa imagen que se encontraba acompañada de una melodía, trágica y fantasiosa,
y que tuvimos la fortuna de disfrutar. En parte de la gran plaza que da acceso
al castillo se estaba representando Nabuco, la maravillosa ópera de Verdi,
dentro del Festival del Castillo, y que todos los años se celebra aquí con gran
renombre internacional. El entramado escénico no dejaba ver en su esplendor el
edificio, de estilo renacentista, del Teatro Estatal de Mecklenburg.
A nuestra vista el impresionante Palacio y Castillo de Schwerin, con sus torres doradas y que te dejan la perfecta imagen de encontrarte en un cuento de hadas. Durante siglos fue la residencia de los duques de Mecklenburg; actualmente es la sede del Parlamento.
La
sensación de placer en nuestro recorrido por el lago del palacio y sus jardines
fue máxima. Una original construcción, que simula el marco de un cuadro, sirve
para tomar una foto de recuerdo con el paisaje del lago al fondo. En sus
alrededores, el Museo Estatal, la Columna de la Victoria o el edificio de la
Cancillería.
De
vuelta a la estación de tren, paseando por sus calles empedradas, te das cuenta
de la perfecta armonía, entre la arquitectura y la naturaleza, que se disfruta
en esta bella localidad, la capital más pequeña de los estados federales pero
con una extensa historia a sus espaldas.
Sin
duda alguna nuestra parada y fonda aquí era una visita obligatoria, y por
supuesto que no nos defraudó. La disfrutamos con salud, la misma que te deseo a
ti, ciudadano viajero.
Enlaces de interés:
Precioso cuento en forma de relato al igual que la ciudad. Hay que volver para seguir soñando. Gracias por contarlo mi ciudadano viajero y besitos
ResponderEliminarValió, y mucho, tu programación de excursión que disfrutamos a tope. Sé que la ciudad te encantó y, es posible,que regresemos allí más tranquilamente para recorrer la zona. Gracias, mi ciudadana viajera favorita.
EliminarHola José Manuel! Te he nominado para el premio Liebster Award, pásate por mi blog para "recogerlo"! :)
ResponderEliminarUn saludo
Carmen http://deviajeyrutas.blogspot.com.es/
Muchas gracias, Carmen....
ResponderEliminarMe a encantado tu relato
ResponderEliminarJM. No dejas de sorprendernos con tus relatos. Gracias por tus descripciones y por supuesto..tomamos nota para poder disfrutar de esta maravillosa ciudad.
ResponderEliminarGracias a ti, Antonio, por tu visita y comentario. Es una localidad que se hace difícil explicar por su gran belleza. Realmente recomendable la visita.
Eliminar