Por José Manuel Beltrán.
Real Madrid contra Atlético de
Madrid. Cibeles contra Neptuno. En la noche del 24 de mayo, la mitad de Madrid
estará de fiesta; la otra mitad mirará con nostalgia a su vecino aún a
sabiendas que la gran triunfadora es la ciudad. Sus fuentes más emblemáticas
esperan con paciencia la celebración.
A una escasa distancia, menor de un kilómetro, la cabeza
de la diosa Cibeles torna ligeramente intentando divisar el rostro de su dios
rival: Neptuno. Éste disimula pero, apoyándose en su tridente, ejecuta la misma
maniobra. Así llevan días, tantos como desde que conocieron por la algarabía de
sus fieles seguidores que deberían enfrentarse para que, uno de ellos, volviese
a ser el rey o la reina de la fiesta final. En la noche del 24 de mayo, una vez
celebrada la final de la Champions League en Lisboa, uno de los dioses esbozará
una amplia sonrisa. ¿Será Cibeles o Neptuno; será Neptuno o Cibeles?
Sí, no te has equivocado al elegir este artículo para su
lectura. Es este un blog de viajes y no te voy a defraudar porque, tomando la
excusa del acontecimiento deportivo, vamos a hacer una parada en dos de las
fuentes más emblemáticas de Madrid.
El alegórico giro de sus respectivas cabezas con el que
comenzábamos estas líneas no se tendría que producir ya que, en su original
instalación, ambas fuentes se encontraban mirándose de frente. En 1.895, acarreando
una gran polémica, se aprovecharon las obras de ampliación de la calzada del
Paseo del Prado y de Recoletos para situar a la Cibeles en el lugar actual: en
el centro de la plaza. Tres años más tarde, ocurrió lo mismo con la de Neptuno;
eso sí, ambas ya no se retaban con la mirada. La de Cibeles encara hacia la
calle de Alcalá –dirección Plaza del Sol-, dando la espalda a la Puerta de
Alcalá, y la de Neptuno lanza su mirada hacia la Carrera de San Jerónimo.
Fue gracias a Carlos III, allá por los mediados de 1.700,
cuando Madrid se reconvierte con nueva arquitectura ornamental imitando a otras
grandes capitales europeas, italianas, francesas, austríacas y rusas. Así es
como surgen la fuente de la diosa Cibeles, la Puerta de Alcalá y la de Neptuno.
Diseñadas ambas por el arquitecto Ventura Rodríguez, la
fuente de la Cibeles se realizó entre 1.777 y 1.782, junto con el escultor
Francisco Gutiérrez Arribas y el francés Roberto Michel. Mientras que Michel se
encargó de esculpir los dos leones, Gutiérrez Arribas realizaba la diosa y las
ruedas del carro donde se encarama. Años más tarde se añadieron a sus costados
un dragón y un oso que definitivamente fueron retirados en 1.862.
La Cibeles se alza majestuosa sobre un carro encaramado en
un gran roca. En sus manos, unas llaves y un cetro; dos leones, que representan
a dos personajes mitológicos enamorados –Atalanta e Hipómenedes- tiran de su carro representando a la Tierra,
a la fecundidad y a la agricultura. En su base o pedestal se hallan talladas
una culebra, una rana y un surtidor que lanza agua por encima de los leones en
forma de mascarón.
Se encuentra rodeada de edificios
singulares que, curiosamente, pertenecen a distintas distritos de Madrid. A su
espalda la antigua sede de Correos y Comunicaciones, actualmente el
Ayuntamiento de Madrid; un poco más arriba la imponente Puerta de Alcalá. La
Casa de América o Palacio de Linares, el Palacio de Buenavista, sede del
Cuartel General del Ejército, el Banco de España y ella, en el centro, haciendo
una clara separación de una arteria con dos grandes ejes. Por un lado el “sur-norte”, que comienza en la Glorieta de Atocha (Paseo del Prado y Paseo de
Recoletos) y termina en la Plaza de Castilla en su recorrido por toda la
Castellana. El otro eje, el “oeste-este”, a través de la Puerta del Sol, Gran
Vía y la extensa calle Alcalá.
La fuente
es en sí una maravilla -¡que va a decir de ella un madrileño!- y, a mi parecer,
es una lástima que no pueda ser observada mucho más de cerca. Es posible, si el
resultado de la final de la Champions es favorable al Real Madrid, que sus
capitanes puedan tocarla y adornarla con la clásica bufanda merengue.
Neptuno reta a la diosa para atraer
hacia él la gloria.
Un mármol blanco procedente de las Tierras de Talavera,
más en concreto de Montesclaro (Toledo), realza la figura del dios Neptuno.
Diseñado también por Ventura Rodríguez, su talla fue realizada por Juan Pascual de Mena. El resto del conjunto es obra de José Guerra, José Rodríguez, Pablo de
la Cerda y José Arias.
El “dios de los mares” presenta una estampa majestuosa
apoyándose en su mano izquierda con un tridente y una culebra que se enrosca
sobre su derecha. Dos caballos marinos, con cola de pez, tiran del carro en
forma de concha. Los chorros de agua se elevan por medio de delfines y focas
tallados sobre su base. Su imponente figura, con larga barba y cabellos
extensos impone respeto, bien para desencadenar tempestades, bien para
calmarlas.
Encuadrada en el centro de la Plaza de Cánovas del
Castillo, es a su vez el epicentro del Paseo del Prado. De paso obligado para
visitar nuestra importante pinacoteca también está rodeado de otros edificios
históricos. Los lujosos hoteles Palace y Ritz, el Palacio de Villahermosa,
donde se ubica actualmente el Museo Thyssen-Bornemisza, el edificio de la Bolsa
y el de las Cortes Generales (Congreso), inicio de la Carrera de San Jerónimo
–que en una línea recta nos conducirá hasta el Km. 0 de Madrid, la Puerta del
Sol-, así como la iglesia de San Jerónimo el Real.
Sin embargo no es el Real, Madrid me refiero, quien aquí
celebra sus títulos. Lo hace su máximo contrincante, vestido con zamarra
rojiblanca y por ello sus seguidores son apodados como los “colchoneros”: es el
Atlético de Madrid. Curiosamente, de todos los equipos de la capital, es el
único que en su escudo aparecen las imágenes del oso y el madroño, símbolos de
la ciudad de Madrid.
El sábado del próximo fin de semana está cerca.
Curiosamente coincide este día con una “jornada de reflexión” en el ámbito de
unas elecciones europeas. Mucho me temo –y como madrileño me alegro- que la
reflexión irá por barrios. La algarabía y la fiesta puede que se suceda en esta
bella fuente enlazada con una pícara sonrisa, en ese giro alegórico de cabeza,
que Neptuno le haga a Cibeles. Puede que la cosa sea al revés, ¡quien sabe!,
Neptuno vs Cibeles; Real Madrid vs Atlético de Madrid. ¡Que orgullo!, Madrid
aparece en los dos equipos. Neptuno y Cibeles; Cibeles y Neptuno aguardan
tranquilamente la decisión final. Salud, ciudadanos viajeros. Salud,
madrileños.
Otros artículos relacionados:
Fotografías: Turismo Madrid, Wikipedia y del autor.
Estupendo recorrido por Madrid!
ResponderEliminarComo creo que eres del Real Madrid te deseo que lo puedas celebrar y disfrutar en todo su esplendor......yo como soy del Barça me va a tocar escuchar a mi marido que es del Real Madrid la guasa que tendrá, buaaaaa para que quiero mas, ya me puedo esconder jajaja
Saludos
Jajaja, hola Malu2,
ResponderEliminarEn casa no tenemos ese "problema" de pareja... A mi ciudadana favorita no le gusta el fútbol así que.... el Hala Madrid, me lo quedo yo...
Lo siento, ciudadanos viajeros atléticos... un servidor es sincero...
Gracias por tu aportación...
Menos mal que por una vez" el fútbol" sirve para enaltecer unas bellas fuentes de la capital de España. Bonito artículo pero cómo bien dice mi ciudadano favorito no me gusta nada el fútbol y espero que sea cual sea la fuente invadida el 24 de Mayo "no sufra demasiado" jeje. Un besazo mi ciudadano futbolero.
ResponderEliminarMagnificas fuentes madrileñas, las dos ansiosas de ser protagonistas en el próximo acontecimiento futbolero. Suerte a todos.
ResponderEliminarSaludos.
Daniel, utiliza el apartado de CONTACTO del blog
ResponderEliminarHola, cincuentones...
ResponderEliminarLo son, lo son.... las fuentes son magníficas; pena de no poder observarlas más de cerca...
Salud, ciudadano viajero