Resulta curioso conocer que lo que hoy en día es una de
las más jóvenes capitales europeas, desde el 1 de enero de 1.993, comienza con
un fuerte arraigo celta –allá por el siglo I, antes de Cristo- cuando se
construyen los primeros asentamientos fortificados e incluso se producen las
primeras monedas de plata, denominadas “biatecs”.
Llegaron después los romanos, los eslavos, los ávaros, la
creación del Imperio de la Gran Moravia, en el siglo IX d.c., donde ya el
Castillo es un importante centro militar, económico y eclesiástico. Bratislava,
cuya primera referencia en el año 907, figura en los anales de Salzburgo con la
palabra “Brezalauspurc” comienza a ser disputada por bávaros y húngaros. De
hecho, en el año 1.536, Bratislava se convierte en la capital de Hungría, sede
del Parlamento y donde, en el transcurso de tres siglos, son coronados hasta 11
reyes húngaros y 8 esposas reales.