Texto y fotos por © José Manuel
Beltrán.
“Veis esta barraca de whiskey. Yo os la serviré gratis si me ayudáis a levantar un salón donde poder beberlo tranquilamente”.
Las palabras de Jack Deighton, popularmente llamado Gassy, no
cayeron en saco roto entre los trabajadores del molino aledaño. Al día
siguiente, el local estaba funcionando. Corría el 1.867. El asentamiento se
hizo cada vez mayor. Solo faltaba darle un nombre y, ¡como no!, Gastown fue el
elegido “la ciudad de Gassy”.
Pocos
años después, en 1.870, ante la expansión del asentamiento, el gobierno
colonial la establece con el nombre de Grandville. Finalmente, en abril de 1.886, al finalizar la construcción del ferrocarril transcontinental, se
funda la ciudad de Vancouver. La ciudad queda devastada, pocos meses después,
consecuencia de un incendio forestal iniciado en las minas aledañas.
Las
tareas de reconstrucción no hicieron esperar. Ahora ya, aplicadas nuevas
técnicas, Gastown deslumbra por el empedrado de sus calles; la llegada de la
electricidad y, sobre todo, por la elegancia de sus casas de estilo victoriano.
No fue hace mucho tiempo, en 1971, cuando el gobierno canadiense decide
preservar a Gastown. Se declara a esta zona como histórica, protegiendo todo su
patrimonio y ¡como no! a sus edificios.
Tener la fortuna de viajar y conocer nuevos lugares te aporta, además de felicidad y satisfacción personal, la oportunidad de descubrir curiosidades a las que ya no estamos acostumbrados.
The
Steam Clock, por su peculiaridad, se ha convertido en uno de los iconos de la
ciudad. Poco podía imaginarse Raymond Saunders, relojero canadiense, que la
exhibición en un vial público de un simple reloj podría causar tanta
expectación. ¡Bueno!, la verdad es que simple no es.
Perfectamente
adaptado a la idiosincrasia del barrio, el Reloj de Vapor de Gastown
inicialmente vino a tapar una rejilla de vapor de las muchas y abundantes que
existen en el subsuelo de Vancouver. Aún cuando su aspecto podría parecer muy
antiguo (con acabados de cobre, latón y cristal, en puro estilo victoriano),
Saunders lo construyó en 1.977.
No
es el primer reloj de estas características. El primero lo construyó John
Inshaw, en 1.859, para instalarlo como atracción en un pub de Birmingham de su
propiedad.
El
hecho es que el vapor generado por el sistema de calefacción subterráneo de la
mayor parte del centro de la ciudad alimenta un pistón instalado en una máquina
de vapor en miniatura dentro de la maquinaria del reloj. Un sistema de cadenas,
engranajes y rodamientos se pone en funcionamiento para que un péndulo active
el mecanismo.
El
resultado es que con cada cuarto, asemejando a los cuartos del famoso reloj de
Westminster, se emite un pitido de silbato y el reloj expulsa de forma visible
el vapor generado. Con cada una de las horas, el toque de silbato se sustituye
con el de una bocina.
Todo
ello se ha convertido en una popular atracción turística aún a sabiendas que el
sistema, para su perfección, es ayudado por tres motores eléctricos que
accionan dos ventiladores. De esta forma se sopla el vapor a la parte superior
y se controla unas válvulas que nos permiten escuchar los silbatos.
Este
primer reloj de vapor de Vancouver lo podemos observar en el 305 de Water St.,
en la confluencia con Cambie St. Dado el gran éxito obtenido, la ciudad cuenta
con otros dos relojes realizados también por Saunders. Uno de ellos instalado
en Main Street y el otro en Queen Elizabeth Park. Quizás, en tu observación,
tengas la suerte de encontrarte con el autor que continúa desplazándose al
lugar para hablar con la gente y, en ocasiones, abrir el reloj para dejar
pulsar un botón que hace sonar el silbato.
Nosotros
lo disfrutamos en esta bella ciudad, Vancouver, con la misma SALUD que te deseo
a ti, ciudadano viajero.
Nota: La preciosa foto invernal del reloj (a la mitad del artículo) está tomada por Mike Tidd en Flickr.
que bonito, no lo he visitado.
ResponderEliminarTe he conocido a traves de linkedin.
Sibaritismosdeinma
Bienvenida a tu casa, Inma. Efectivamente, es una de las curiosidades de Vancouver no muy conocida en el resto del mundo. Espero que te quedes mucho tiempo en este humilde blog de viajes. Salud, ciudadana...
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