En el Golfo de los Poetas, y en solo diez kilómetros de costa, cinco pueblos casi descolgados al mar sobre la falda de la colina aportan una belleza especial a esta zona natural de la Liguria.
Fotos y texto por © José Manuel
Beltrán
Dicen
que, desde hace muchos siglos, el hombre se empeña cada vez más es destruir el
planeta en el que vivimos, sin ningún respeto por la naturaleza. Si tuviésemos
que escoger un lugar donde el anterior aserto no se cumpliese, sin duda, nos
tendríamos que trasladar a Cinque Terre.
A
mitad de camino entre Génova y Pisa, este gran parque natural, incluido por la
Unesco en la lista de los bienes declarados Patrimonio de la Humanidad, viene
conservando a lo largo de siglos un extraordinario equilibrio entre la acción
del hombre y el entorno natural.
Cada
una de las empinadas laderas que se precipitan hasta el mar, desde Portovenere hasta la Punta de Mesco, al
oeste de Monterosso al Mare, se encuentran transformadas en fértiles terrazas,
hábilmente trabajadas por los agricultores, y que aportan una excelente
producción. Sobresale el vino, donde el Sciacchetrá
es su máximo exponente. Un vino dulce, con tres clases de uva: Bosco, Albarola
y Vermentino.
Sin
duda alguna el atractivo principal de Cinque Terre viene dado, no tan solo por
los senderos naturales del parque, sino más bien por los cinco preciosos
pueblos que han dado nombre a este paraje. Riomaggiore,
Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterosso al Mare, el mayor de los cinco, cada
uno de ellos con su propia personalidad.
Iniciamos nuestra ruta por Cinque Terre desde La Spezia.
El
Golfo de La Spezia, ha sido conocido durante mucho tiempo como el Golfo de los
Poetas; sus paisajes han sido continua fuente de inspiración de todo tipo de
escritores. Dedicaremos otro artículo a La Spezia y, sin pausa, nos
encaminaremos al muelle para tomar el barco que nos permita hacer este plácido
recorrido por mar.
El
billete elegido, por un precio en Octubre de 2.014 de 16€, lo es hasta la última
población, Monterosso; eso sí, hará paradas en todos y cada uno de los cinco pueblos,
escondidos en pequeñas calas, donde podrás desembarcar y volver a embarcar para
visitar el siguiente. Dependiendo de la época en que hagas tu visita es muy
recomendable consultar el horario de los barcos, que puedes hacer aquí
Para
el regreso a La Spezia, desde Monterosso, elegimos el tren que nos aportaba
frecuencias más variadas. Los billetes se expiden en la propia estación, bien
en taquilla o en máquinas automáticas. Para obtener información actualizada de
horarios, precios y de la Cinque Terre Card pincha en este enlace y tendrás la
respuesta a cualquiera de tus preguntas.
Riomaggiore.
Este
precioso pueblo, de configuración medieval pues se remonta al siglo VII, es el
exponente de la arquitectura Ligure. Casas de variado colorido, agarradas a la
montaña, y donde destaca su castillo, construido en 1.260.
La
iglesia de san Giovanni Battista, de 1.341, se ubica en la parte alta del
pueblo. Conserva desde 1.820 una reconstruida fachada de estilo neogótico. Otro
lugar de interés es el oratorio de los Disciplinati aunque, sin lugar a dudas, es
preferible casi perderse –imposible- en sus estrechas y empinadas calles que
desembocan en el malecón; disfrutar de un ambiento marinero en cualquiera de
sus bares o tabernas y, sentado, tomar el pulso a sus gentes.
No
pudimos adentrarnos (por las condiciones climatológicas) en el famoso sendero o
Vía del Amor, de poco más de un kilómetro, que enlaza Riomaggiore con Manarola.
Excavado sobre la roca, y a unos 30 metros de altura, parece ser un perfecto
escaparate de esta costa tan agreste.
Manarola.
Manarola. Foto de Paul Hogie. Publicada en National Geografic |
Lo
mejor es perderse por sus calles. Una de las más populares es la Vía di Mezzo,
repleta de pequeños restaurantes y tiendas de artesanía. No te sorprenda
encontrarte, en la misma calle y casi aparcadas, barcas de pescadores de
llamativos colores.
A
la mitad de vía Mezzo, por unas escaleras, te encaminarás a la Piazza Castello.
Erigido sobre un alto promontorio se alza lo que queda del castillo; las casas
multicolores que parecen cinceladas en la roca son buen lugar para degustar la
gastronomía local como, por ejemplo, la típica Focaccia.
No
te olvides que desde aquí también puedes tomar la Vía del Amore, que conecta
con Riomaggiore. De la misma forma que, como en casi todos los pueblos, llegar
a la estación de tren se hace a través de unos túneles peatonales; muchos de
ellos bellamente decorados. Y si de darse en baño se trata encontrarás, entre
rocas, unas especies de piscinas naturales donde el color del agua compite con
el de las casas del pueblo.
CORNIGLIA.
No
hicimos parada en él y no tengo experiencia directa. Sin embargo, el testimonio
de otros compañeros de viaje y diversa información recabada os darán una idea
del mismo.
Encuadrado
en el centro neurálgico de Cinque Terre, Corniglia es el único de los pueblos
que no tiene salida al mar. Se eleva sobre un promontorio en la roca, a más de 100 metros sobre el mar.
Esta es la razón que para llegar a él, desde la estación de tren, tengas que
subir la Lardarina, una larga
escalinata de 33 rampas y ¡377 escalones!. Otra opción, subir en autobús
(gratuito con la Cinque Terre Card) y hacer uso de la escalinata para la bajada.
Además
de su casco antiguo, a lo largo de la vía Fieschi, dos son los monumentos que
se pueden visitar: la parroquia de San Pedro, de estilo gótico-ligur y la
iglesia de Santa Caterina; ambos en la plaza de Largo Taragio.
Próxima parada, Vernazza.
Aún
cuando los paisajes parecen repetirse en este recorrido por Cinque Terre,
siempre hay algo que te llama más la atención; que te hace refrescar la memoria
llenándola de recuerdos. Visitando Vernazza eso lo tienes asegurado.
Las
rocas dan abrigo a la pequeña ensenada del puerto que se adentra hasta la
desembocadura de lo que era un antiguo torrente y que, en 2.011, dio lugar a
importantes destrozos en la localidad. El carácter más señorial de este pueblo
se nota enseguida en su arquitectura. Las calles empinadas y de adoquín se
abren paso entre edificios con balcones porticados y arcos que confluyen en su
plaza principal, de cara al puerto.
Allí
mismo destaca la iglesia y basílica de Santa Margarita de Antioquía, de claro
estilo románico y que fue construida allá por el siglo XIII aprovechando las
rocas de la bahía. Su acceso, por la entrada que da a la plaza, lo es subiendo
unas escaleras de piedra.
Ya en su interior, en la planta de tres naves, destacan dos tipos diferentes de columnas: con un color más negro las originales medievales así como la mesa del altar; el resto son de estilo renacentista. Su campanario, de forma octogonal, tiene altura de unos
El
Ayuntamiento se sitúa hoy en lo que fue un antiguo convento de los frailes y el
Castillo Doria realza, junto con los torreones del Belforte, la imagen de
fortaleza de este pueblo medieval.
En
pleno paseo por sus calles un gran agujero en la roca invita a la curiosidad. Traspasado
este, y ahora ya al abrigo de piratas, una pequeña playa rocosa nos permite el
disfrute del mar.
Y, por último, desembarcamos en
Monterosso al Mare.
Llega la hora de acabar nuestro recorrido por estos bellos parajes antes de regresar a La Spezia, esta vez en tren.
Monterosso
es el pueblo más occidental de todos los que componen Cinque Terre; a la vez el
de mayor población. Dividido en dos partes, la antigua y la moderna, pero unidas
como es ya casi costumbre por un precioso túnel peatonal, la parte antigua es
exclusivamente peatonal.
En
la parte nueva, con abundantes servicios para el turista y donde se ubica la
estación de tren, solo destacamos la imponente estatua gigante del Dios
Neptuno, de 14 metros
de altura, asida a las rocas.
En
el precioso paseo marítimo que nos traslada de la parte vieja a la nueva se
puede apreciar, por primera vez, una bonita playa de arena fina. Rompiendo este
molde surgen del mar dos grandes rocas como anunciadoras que, desde aquí, por un
sendero panorámico, y en poco más de una hora, podemos llegar a la punta del
Monte Mesco; punto final de este hermoso paraje y parque natural.
Era hora de regresar a La Spezia por medio del excelente servicio de TrenItalia. En un trayecto que dura tan solo entre 20/25 minutos (según tren) nos dio tiempo suficiente para pasear tranquilamente por La Spezia en un recorrido, ya directo, hasta el muelle de cruceros. Os recomiendo entrar en esta página, desde donde tenéis acceso a la página que informa de los horarios del tren actualizados.
A
muy pocos pasos del muelle donde atracan los barcos se nos presenta ya la plaza
principal de Monterosso. Nos encaminamos, en unos pocos pasos, a la Iglesia de
San Giovanni Battista (1.282) y sus bellas capillas y oratorios, como el de Santa Croce, en la Vía Gioberti. Destaca de ella su
construcción en mármol blanco y piedra negra. Casi anexa a la misma, La Torre Campanaria, antigua torre de guardia del sistema defensivo genovés de la ciudad, se alza majestuosa desde el siglo XIV.
De
nuevo toca perderse por el entramado de calles y pasajes de Monterosso, que los
nativos llaman Carruggi y donde
encontramos un gran ambiente. Allí repostamos fuerzas. MG Bar está situado en
el número 20 de la Vía XX setiembre y, por supuesto, en un pequeño y estrecho
callejón. Local muy sencillo, sin alharacas, pero de atención muy
personalizada.
Era hora de regresar a La Spezia por medio del excelente servicio de TrenItalia. En un trayecto que dura tan solo entre 20/25 minutos (según tren) nos dio tiempo suficiente para pasear tranquilamente por La Spezia en un recorrido, ya directo, hasta el muelle de cruceros. Os recomiendo entrar en esta página, desde donde tenéis acceso a la página que informa de los horarios del tren actualizados.
Este
post ha sido más largo de lo habitual y la única razón era la de compendiar en
un artículo todo este extenso recorrido. Espero que lo hayáis disfrutado al
igual que lo hicimos nosotros y, eso sí, como siempre os deseo SALUD,
ciudadanos viajeros.
Pedazo de post ciudadano viajero, muy currado me consta. Ese paseo por cinque terre debe repetirse para disfrutar tranquilamente de estos preciosos parajes. Gracias por contarlo mi ciudadano viajero preferido
ResponderEliminarGracias, ciudadana... tú si que sabes lo que supone la elaboración de cada artículo. En cualquier caso, lo importante es que ....repetiremos, seguro.
EliminarPrecioso! Hace tiempo que quiero hacer esta escapada y no le encuentro hueco. La verdad es que parece que te hizo buen tiempo pese a ser octubre. Me alegro!
ResponderEliminarSaludos viajeros!
Pues ya puedes ir haciendo el hueco, Jordi. El tiempo, aunque cambiante, fue bueno y eso que era octubre. De verdad que merece la pena este recorrido; incluso para más de un día. Gracias por tu comentario, ciudadano viajero.
EliminarSon tan preciosas, las Cinco Terras! :)
ResponderEliminarNico (de A Casa Cinque Terre)
Desde Cinque Terre nos comentan. Muchas gracias por tu comentario, Nico...
EliminarEstoy deseando ir a Cinque Terre, espero poder ir pronto y me releeré esta magnífica entrada. Preciosas fotos. Un saludito desde la presierra gaditana :)
ResponderEliminarPero ¿a que esperas, Caliope?. Me alegra que te haya gustado y, encima, que el artículo te sirva de guía de viaje en tu visita. Gracias por comentar, ciudadana viajera...
EliminarMuy buena informacion y detalles.
ResponderEliminarIncreible, me gusta
Viajes, me alegro que te haya gustado el artículo y la información proporcionada. Un solo objetivo: servir de ayuda a futuros visitantes y lectores. Gracias por tu comentario...
EliminarExcepcional relato que me ha encantado!! Aun mas ha as de ir ahora. Mil gracias ciudadano viajero!!
ResponderEliminarGracias, María José por interesarte en él. Ojalá esas ganas de visitarlo se conviertan en realidad muy pronto por tu parte, Seguro que no te va a defraudar y, si te acuerdas, me dejas aquí tus impresiones. Salud, ciudadana viajera!!!
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